Para el fermento, mezclar todos los ingredientes, revolver y dejar reposar hasta que haya al menos doblado su volumen, de 3 a 10 horas, o toda la noche.
Para la masa, poner la harina en una batidora (que pueda amasar, si no, lo hacen a mano) junto a la avena, miel, sal y todo el fermento. Empezar a amasar (con la máquina o a mano) y de a poco, ir agregando el agua suficiente hasta formar una masa blanda y no pegajosa. Luego, amasar hasta que la masa se sienta más elástica (con la harina integral no se logra tanta elasticidad).
Aceitar levemente un bol, y también ponerle una capa fina al pan para que no se seque. Dejar reposar la masa por 1 hora o hasta que haya doblado su volumen. Luego, poner la masa en el mesón y darle forma para ponerla en un molde de queque alargado, previamente aceitado. Dejar reposar hasta que la masa suba al borde del molde. Mientras tanto, calentar el horno a 200°C.
Hacer unos pequeños cortes al pan arriba (con un cuchillo de serrucho), pintar con un poco de aceite de oliva y espolvorear con avena.
Hornear el pan por 40 minutos. Dejar enfriar por 30 minutos y desmoldar. Luego dejar enfriar por completo.